Archivo de septiembre de 2024
Dios Nuestro , que , con inefable Misericordia , te dignaste a elegir a san Mateo para convertirlo en publicano en Apóstol , concédenos que , sostenidos por su ejemplo y su intercesión , te sigamos fielmente y vivamos siempre unidos a ti. Por nuestro señor Jesucristo……Amén
La especificidad insustituible de la contribución femenina al bien común es innegable. Lo vemos ya en la Sagrada Escritura, donde a menudo son las mujeres las que determinan importantes puntos de inflexión en momentos decisivos de la historia de la salvación. Pensemos en Sara, Rebeca, Judit, Susana, Rut, para culminar con María y las mujeres que siguieron a Jesús incluso bajo la cruz, donde notamos que de los hombres quedó sólo Juan, los otros se fueron todos. Las valientes estaban ahí: las mujeres. En la historia de la Iglesia, además, pensemos en figuras como Catalina de Siena, Josefina Bakhita, Edith Stein, Teresa de Calcuta y también en las mujeres “de la puerta de al lado”, que con tanto heroísmo llevan adelante matrimonios difíciles, hijos con problemas… La heroicidad de las mujeres. Más allá de los estereotipos de un cierto estilo hagiográfico, son personas impresionantes por su determinación, valentía, fidelidad, capacidad de sufrir y transmitir alegría, honestidad, humildad, tenacidad. Nuestra historia está literalmente repleta de mujeres así, tanto de famosas, como de desconocidas —¡pero no para Dios! — que llevan adelante el camino de las familias, de las sociedades y de la Iglesia. Como escribían los Padres del Concilio Vaticano II, podemos decir que «en este momento en que la humanidad conoce una mutación tan profunda las mujeres […] pueden ayudar tanto a que la humanidad no decaiga. (Discurso a los partecipantes en un encuentro organizado por la Strategic Alliance of Catholic Research Universities y de la Fundación Centesimus Annus Pro Pontefice, 11 de marzo de 2023)
Lc 8, 1-3
En aquel tiempo, Jesús comenzó a recorrer ciudades y poblados predicando la buena nueva del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que habían sido libradas de espíritus malignos y curadas de varias enfermedades. Entre ellas iban María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, el administrador de Herodes; Susana y otras muchas, que los ayudaban con sus propios bienes.