Archivo de julio de 2024

e-mail: brasilmemo42@gmail.com

De este modo, Jesús habla de nuestro mundo, que en realidad es como un gran campo, donde Dios siembra trigo y el maligno cizaña, y así el bien y el mal crecen juntos. (…) Hay, sin embargo, un segundo campo en el que podemos limpiar: es el campo de nuestro corazón, el único en el que podemos intervenir directamente. También allí hay trigo y cizaña, de hecho, es desde allí desde donde ambos se extienden al gran campo del mundo. Hermanos y hermanas, nuestro corazón, en efecto, es el campo de la libertad: no es un laboratorio aséptico, sino un espacio abierto y, por tanto, vulnerable. Para cultivarlo adecuadamente, es necesario, por una parte, cuidar constantemente los delicados brotes de bondad y, por otra, identificar y erradicar las malezas, en el momento justo. Así pues, miremos en nuestro interior y examinemos un poco que ocurre, lo que crece en mí. Que está creciendo en mi de bien y de mal. Existe un hermoso método para hacerlo: aquello que se llama el examen de conciencia, que es ver qué sucede hoy en mi vida, qué me impactó en el corazón y qué decisión tomé. Y esto sirve precisamente para verificar, a la luz de Dios, donde están las hierbas malas y donde la semilla buena. (Ángelus, 23 de julio de 2023)

Mt 13, 36-43

En aquel tiempo, Jesús despidió a la multitud y se fue a su casa. Entonces se le acercaron sus discípulos y le dijeron: «Explícanos la parábola de la cizaña sembrada en el campo».

Jesús les contestó: «El sembrador de la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del demonio; el enemigo que la siembra es el demonio; el tiempo de la cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.

Y así como recogen la cizaña y la queman en el fuego, así sucederá al fin del mundo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles para que arranquen de su Reino a todos los que inducen a otros al pecado y a todos los malvados, y los arrojen en el horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga».

Comentarios recientes
    Categorías