Hoy puede ser «un día de examen de conciencia», como un «estribillo» espiritual las palabras pronunciadas por el Señor a las ciudades que no siguieron sus enseñanzas: «“Ay de ti, ay de ti”, porque te di tanto, me di a mí mismo, te elegí para ser cristiano, para ser cristiana, y prefieres una vida a medias, una vida superficial: sí, un poco de cristianismo y de agua bendita, pero nada más». De hecho, explicó, «cuando vivimos esta hipocresía cristiana, lo que hacemos es alejar a Jesús de nuestros corazones. Fingimos que lo tenemos con nosotros, pero lo hemos echado. Somos cristianos, orgullosos de ser cristianos, pero vivimos como paganos». (…) Y «este hábito nos hace mal, porque reducimos el Evangelio a un hecho social, sociológico, y no a una relación personal con Jesús». En realidad, continuó Francisco: «Jesús me habla, te habla, nos habla a cada uno de nosotros. El llamamiento de Jesús es para cada uno de nosotros». Y luego uno se pregunta: «¿Cómo es que esos paganos que, tan pronto como escuchan el sermón de Jesús, van con él y yo, que he nacido aquí en una sociedad cristiana y para mí el cristianismo es como un hábito social, una prenda que me pongo y luego la dejo?». Así es como «Jesús llora por cada uno de nosotros cuando vivimos el cristianismo formalmente, al menos no realmente». (Homilía Santa Marta, 5 de octubre de 2018)

Los comentarios están cerrados.

Comentarios recientes
    Categorías