Oramos con valentía, porque cuando oramos normalmente tenemos una necesidad. Dios es un amigo, un amigo rico, que tiene pan, que tiene lo que necesitamos. Es como si Jesús dijera: “En la oración, sed intrusivos, no os canséis”. ¿De qué no cansarse? Preguntar. Pedid y se os dará. Porque es un trabajo, un trabajo que requiere fuerza de voluntad, requiere constancia, requiere determinación, sin vergüenza. ¿Por qué? Porque estoy llamando a la puerta de mi amigo. Dios es un amigo y con un amigo puedo hacer esto. Una oración constante e invasiva. (…) Y un amigo siempre da el bien, da más: yo le pido que me resuelva este problema, y ​​Él te lo resuelve y además te da el Espíritu Santo. Dar más Pensemos un momento: ¿cómo orar? ¿Como un loro? ¿Oro con la necesidad de mi corazón? ¿Lucho con Dios en oración para que me dé lo que necesito, si eso es correcto? Aprendamos de este pasaje del Evangelio cómo orar. (Homilía Santa Marta, 11 de octubre de 2018)

Los comentarios están cerrados.

Comentarios recientes
    Categorías