Sirácida 5, 1-10

No confíes en tus riquezas
ni digas: «Con ellas todo lo tengo».
No te dejes arrastrar por tus instintos y pasiones,
ni sigas tus antojos y caprichos.

No digas: «Yo a nadie me someto»,
porque el Señor te pedirá cuentas.
No digas: «He pecado y nada me ha sucedido»,
porque el Señor es paciente para castigar.

No confíes en el perdón de Dios
para amontonar pecado tras pecado, diciendo:
«Su misericordia es grande
y él perdonará todas mis culpas»,
porque en él hay misericordia, pero también hay cólera,
y descarga su ira sobre los malvados.

No tardes en volverte al Señor,
ni lo dejes de un día para otro,
porque su furor estalla de repente
y perecerás en el día del castigo.
No confíes en el engañoso dinero,
que de nada te servirá en el día del juicio.

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