¿Con qué estándar mido a los demás? ¿Con qué estándar me mido? ¿Es una medida generosa, llena del amor de Dios, o es una medida de bajo nivel? Y con esta medida seré juzgado, no será otra: ésa, la que yo use. ¿En qué nivel he puesto mi listón? Necesitamos pensar en esto. Y esto lo vemos no sólo, no tanto en las cosas buenas que hacemos o en las cosas malas que hacemos, sino en el estilo de vida continuo. […] Y como cristiano me pregunto: ¿cuál es el punto de referencia, la piedra de toque para saber si estoy a un nivel cristiano, a un nivel que Jesús quiere? Es la capacidad de humillarme, es la capacidad de sufrir la humillación. Al cristiano que no es capaz de soportar las humillaciones de la vida le falta algo. […] Este es el modelo. Con la misma medida con que mides, serás medido. Si es una medida cristiana, que sigue a Jesús, en su camino, con la misma seré juzgado, con mucha piedad, con mucha compasión, con mucha misericordia. Pero si mi medida es mundana y sólo uso la fe cristiana –sí, voy a Misa, pero vivo como una persona mundana– seré medido con esa medida. Pidamos al Señor la gracia de vivir como cristianos y sobre todo de no tener miedo a la cruz, a las humillaciones, porque este es el camino que Él ha elegido para salvarnos y esto es lo que garantiza que mi medida sea cristiana: la capacidad de llevar la cruz, la capacidad de sufrir alguna humillación. (Homilía Santa Marta, 30 de enero de 2020)

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