Esto de quitar la capacidad de comprender la revelación de Dios, de comprender el corazón de Dios, de comprender la salvación de Dios -la clave del conocimiento- podemos decir que es un olvido grave. Se olvida la gratuidad de la salvación; olvidamos la cercanía de Dios y olvidamos la misericordia de Dios. Y quienes olvidan la gratuidad de la salvación, la cercanía de Dios y la misericordia de Dios, les han quitado la llave del conocimiento. Para ellos Dios es quien hizo la ley. Y este no es el Dios de la revelación. El Dios de la revelación es Dios que comenzó a caminar con nosotros desde Abraham hasta Jesucristo, Dios que camina con su pueblo. Y cuando perdemos esta relación cercana con el Señor, caemos en esta mentalidad obtusa que cree en la autosuficiencia de la salvación con el cumplimiento de la ley. La cercanía de Dios (Homilía Santa Marta, 19 de octubre de 2017)

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