Él nos hace conocer al Padre; nos hace conocer esta vida interior que Él tiene». Y «¿a quién revela esto, el Padre?, ¿a quién da esta gracia?», se preguntó el Papa. La respuesta la da Jesús mismo, como dice san Lucas en su Evangelio: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños». Por ello «sólo quienes tienen el corazón como los pequeños son capaces de recibir esta revelación». Sólo «el corazón humilde, manso, que siente la necesidad de rezar, de abrirse a Dios, que se siente pobre». En una palabra, «sólo quien camina con la primera bienaventuranza: los pobres de espíritu». (Homilía Santa Marta, 2 de diciembre de 2014)

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