Hijo mío, no le niegues un favor a quien lo necesita,
si lo puedes hacer.
Si le puedes dar ahora a tu prójimo lo que te pide,
no le digas: «Vete y vuelve mañana».
No pienses en hacerle daño a tu prójimo,
que ha puesto su confianza en ti.
Con nadie entables pleito sin motivo,
si no te ha hecho ningún daño.

No envidies al hombre malvado
ni imites nunca sus acciones,
porque el Señor aborrece a los perversos
y es amigo del hombre justo.

El Señor maldice la casa del malvado
y llena de bendiciones la del justo.
El Señor se burla de aquellos que se burlan
y con los humildes se muestra bondadoso.
Los sensatos recibirán honores
y los insensatos, ignominia.

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